SEÑORAS Y SEÑORES:
“Hemos recuperado la democracia: sin violencia, sin sangre, sin odio”, dijo al inicio de su discurso en 1990, el Presidente de la Transición Política de Chile, Don Patricio Aylwin. ¿Por qué ésta se perdió y cómo se recuperó? ¿La Constitución del 80? Cuestión de precisar íntegramente causa y efecto de un suceso histórico nacional.
Pareciera que, por desgracia, la violencia, la sangre y el odio (causa y efecto ideológico de haberse perdido la democracia) sube de nuevo al escenario político-revolucionario, ahora con el pretexto de reivindicar la dignidad ciudadana chilena del sector social mapuche en La Araucanía; pero con violencia terrorista, incendios, barricadas, contra policías etc.
En cambio, el realismo mapuche del siglo XXI, tiene el desafío de aceptar la condición humana universal, tal como ha sido en su desarrollo ancestral desde las cavernas a la civilización. Aquí, aceptar la historia mapuche determinada en 1883 por el Estado de Chile y su conciencia de lo valórico en ese siglo XIX. Sociológicamente, valorar la voluntad política del Estado y de cuatro Diputados mapuches y sus electores mapuches, admitidos en el Congreso Nacional, entre 1924 – 1950. Antropológicamente, reconocer que las antiguas naciones americanas: aztecas, mayas e incas, organizaron reinados, construyeron ciudades, Templos y sacerdocios, Palacios y ejércitos permanentes; porque el tiempo cronológico en siglos o milenios les fueron favorables a esa creatividad civilizada. Los mapuches, situados al extremo sur del continente, no pudieron lograr lo mismo, no por ser indígenas pues los otros también lo eran, sino por insuficiencia del tiempo creativo.
Realismo mapuche, tarea necesaria para estabilizar la paz social, atendiendo y entendiendo el Artículo 1 de la D. U. de los Derechos Humanos, formulados en 1948, como clara señal de que: “el error no tiene derechos”.
Sergio Liempi Marín. www.radiopelom.cl
No hay comentarios:
Publicar un comentario