PILARES JURÍDICO-POLÍTICOS.

SEÑOR DIRECTOR.

Cuando la polilla del relativismo filosófico comenzó a carcomer y socavar los pilares jurídico-políticos de esta civilización, afortunadamente surgieron –en naciones desarrolladas- dos potentes principios reguladores y preservadores del bien común y del orden público. Primer principio: “El hombre no es un ángel, pero tampoco es una bestia” (Pascal). Obsérvese, distintas naturalezas aludidas aquí: las del ángel, las de la bestia y la naturaleza humana del hombre, siempre sujeta a la razón y la conciencia (Art.1, DD.HH. 1948), de las cuales deriva méritos o culpas. Ni ángel, ni bestia; hombre, nada más y nada menos.

Segundo: “El poder corrompe a los hombres y el poder absoluto los corrompe absolutamente” (Lord Acton). El poder nazi corrupto y el hombre Hitler absolutamente corrompido causante de millones de muertos, en la Segunda Guerra Mundial; pero vencido y condenado por el poder de la libertad que sirve al derecho. El poder comunista corrupto y el hombre Stalin absolutamente corrompido con igual millones de muertos en la Revolución Rusa, pero cae el Muro de Berlín y se disuelve la Unión Soviética; ello, por el solo poder interno del espíritu de libertad. Cuestión de historia contemporánea.

Luego, lo expuesto supera con creces los 2/3 esperados por el oficialismo, reservados, de ser necesario detener y parar todo posible intento de desviación del fundamento democrático de esta Convención Constitucional, esto es, los sólidos pilares jurídico-políticos del Estado de Derecho con sus tres poderes. Faltan los 2/3, pero eso no significa que “haya cancha, tiro y lado” para pensar, decir y hacer cuanto se quiera. Seguimos siendo ni ángeles, ni bestias. Ni corruptos ansiosos de poder, ni individuos absolutamente corrompidos. Siempre dignos ciudadanos chilenos, servidores y no “capataces”, personas libres en esta Patria de todos y en vigente Estado Constitucional Democrático.

                                 Sergio Liempi Marín.