CRISTO EL SEÑOR DEL EVANGELIO ETERNO, DE LA
VIDA Y DE LA VIDA ETERNA.
“No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para
todo el pueblo: que os ha
nacido hoy, en la
ciudad de David, un Salvador que es CRISTO EL SEÑOR”.
Lucas 2:10. (V).
Todos sabemos que este es un texto bíblico
que se lee y se tiene presente para dar sentido y solemnidad a la hermosa fiesta familiar de la Navidad, que ocurre una semana antes de
la llegada del Año Nuevo; y éste, a
la vez, es fiesta de la cronología de nuestra Era Cristiana que, a estas
alturas del paso de los siglos, es ya válidamente universal: porque todo el
mundo está en el año 2020. Convendremos, eso sí, que hemos profanado por la
sola costumbre de los Regalos Navideños,
este punto histórico más sagrado, sublime y profundo de la más grande y única
Filosofía realmente liberadora de incertidumbres y dignificadora de nuestra
existencia humana.
Hemos estado destacando
últimamente la Serie: “RADIO PELOM (Luz,
Claridad) 107.1 FM, proclama Certeza de
vida eterna en Cristo el Señor. Hoy, por la gracia de Dios, queremos aclarar
el por qué este anuncio tan conmovedor y único proclama que hay vida eterna para el creyente y que ésta descansa y se afirma en Cristo el Señor;
lo que, por supuesto, hace necesario saber Quién es Cristo el Señor, desde cuándo tiene ese Nombre, quién se lo dio y
por qué ese Nombre es válido y necesario hoy creer en Él para ser salvo y
alcanzar la vida eterna aquí para el otro mundo que viene después de éste. Un
incrédulo y ateo dijo: “Creo que cuando
muera, me pudriré; y que nada de mi ego sobrevivirá”. Siendo él un
reconocido filósofo y científico, no dijo: “sé y estoy seguro que cuando muera
me pudriré”; sino que dijo: “Creo”, o sea, él es no más que un creyente de
signo negativo; en cambio, yo, cristiano evangélico, “Creo que cuando muera, me
iré al Cielo, a la vida eterna donde está Cristo mi Salvador”, por tanto, soy
creyente de signo positivo. El filósofo ateo cree que no hay otra vida, yo
creo que hay otra vida; pero evidentemente, un no creyente y un creyente
sobre esta materia, están pisando exactamente el mismo terreno de la sola
“Creencia”.
De ahí
la necesidad y la importancia de saber Quién es Cristo el Señor, quién y cuándo lo presentó con ese Nombre, y por
qué ese Nombre es válido y necesario hoy creer en Él para ser salvo y alcanzar
la vida eterna aquí y ahora, para el otro mundo que viene después de éste.
Fue un Ángel el que dijo: “No temáis” a unos
espantados nocheros cuidadores de sus rebaños, ante el resplandor de ese ser. Un
“ser personal” real, visible, venido de otro mundo. Que habla, identifica,
comunica: “os doy nuevas de gran gozo”
que supera todo miedo, dado por un ángel de Dios, al nacer; válido para todos
los pueblos: la gran noticia “os ha nacido
hoy” para Uds.; y les señala un lugar conocido por ellos: “en la
ciudad de David”, o sea, en Belén de Judea; les dice Quién ha nacido: “Un Salvador” cuyo Nombre es “Cristo el Señor”. He ahí el origen de
este Nombre, dado por un Ángel de Dios.
Y pensar que nuestra gente –de académicos
al vulgo- todavía se pregunta si será posible otro mundo habitado por seres personales semejantes a nosotros y en
otra fase de la existencia consciente. Duda
absurda, porque se pasa por alto el significado profundo en filosofía y
sentido de la historia universal, lo que es verdaderamente esta fiesta solemne de
la Navidad, en que cada año se nos recuerda –y ya son 2020 años- que “por la entrañable misericordia de nuestro
Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora” (Lc.1:78); ya vino desde
lo alto del mundo real de la eternidad, y con aclamación y proclamación de
ángeles, nació en un lugar de este
Planeta: “Un Salvador que es Cristo el Señor”. Si no hemos evitado nacer como
somos: “seres bípedos y personales” en este admirable mundo real que habitamos,
¿Podremos evitar que exista otro mundo habitado por ángeles y que es el centro
del Universo donde está Dios y de donde vino Cristo el Señor? Ciertamente que
no. / Hoy como género humano, hemos perdido el gozo de la vida porque hay miedo
universal, por las muertes en aumento de la pandemia coronavirus. Escuchemos
ahora el “No temáis” de Cristo. Porque
Él es el Señor del Evangelio Eterno, Señor de esta vida y de la vida eterna.
Tómalo como el que es: tu Salvador. Cree en Él, adóralo, dale gracias. / Dios
te bendiga y te guarde.
Gracias por su amable atención. Sergio
Liempi Marín
www.radiopelom.cl
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