La pregunta de Cristo hoy, en Navidad, es la misma que les hizo a sus discípulos hace 2020 años y la respuesta debería ser exactamente la misma declarada por Pedro, uno de sus discípulos.
Eso sí, con la notable diferencia de que después de 2020 años, esa misma espontánea respuesta queda sometida ahora al análisis riguroso de las cuatro condiciones del lenguaje humano: “inteligibilidad, verdad, rectitud y veracidad”, según el contemporáneo filósofo alemán Jürgen Habermas.
Aquella pregunta de Cristo fue y es: “Y vosotros quién decís que soy yo? Y la espontánea respuesta de Pedro fue y es: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente” (Mt. 16:13-20).
No es exagerado pensar que, si se rechaza de plano esta pregunta de Cristo hoy por extemporánea, así como la espontánea respuesta de Pedro; entonces, todas las ciencias naturales y tecnológicas como las ciencias de la cultura, gestadas eminentemente en esta civilización occidental de la Era Cristiana y su cronología siglo XXI; comenzarían a desmoronarse hasta desaparecer en la barbarie. Cuidado con la ligereza de negar que Cristo es Verdadero Hombre y Verdadero Dios. Hay un Juicio Final determinado por Dios y no por las cambiantes filosofías y limitadas ciencias humanas.
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