domingo, 26 de julio de 2020

SERIE: Fundamentación Cívico-Educativa: FILOSOFÍA-POLÍTICA-RELIGIÓN. (III).


El referente cronológico siglo XXI d. C. propio de la civilización occidental, enseña que la política es una potencia sociológica gestora del bien común, siempre y cuando aquella esté regulada por una filosofía y una religión funcionales a la finalidad del bien común. Es lo que demuestra la Segunda Guerra Mundial donde la política –sin regulación- se extravió hacia millones de crímenes de lesa humanidad con una filosofía esclavista y una religión de signo contrario, atea o nazi-comunista. Históricamente esa filosofía, política y religión, fue vencida, juzgada y condenada por el poder militar, principalmente de dos naciones –Inglaterra y EE. UU.- basadas en sus respectivas filosofías libertarias, políticas democráticas y religión bíblica protestante. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 –posterior a la referida condenación de 1945- tiene su origen en la condición racional y moral de esas fuerzas militares vencedoras.

Sugestivamente, el modelo sociológico operativo de la mencionada tríada, corresponde a la misión apostólica dada por Cristo a San Pablo (siglo I), que dice: “para llevar mi Nombre en presencia de los gentiles (filósofos griegos), y de reyes (política, derecho romano) y de los hijos de Israel (religión escritural)”.  Esto, según la Biblia: Hechos 9:15; 17:24-26; 25:27; 13:15-39. ¿No es esta tríada el trasfondo histórico-cultural vigente de la presente civilización? ¿Está pensado de que gracias al Nombre de Jesucristo, esta civilización es lo que es: Navidad, Año Nuevo, Semana Santa entre otros fastos de la historia occidental?

Entonces, el problema mapuche no es esencialmente político, sino filosófico y religioso en tanto grupo humano chileno existencialmente situado entre: su origen, conciencia, destino; o justicia, ley, derecho; o estado, indígena, sociedad; por último, niveles propios de organización cívico-educativa, administración de bienes y servicios para todos y preservación de la vida humana (Hch.6:1-7). Al respecto y como ciudadanos chilenos, ¿Estamos ante una situación clara u oscura, un proceso humano-social definido o confuso? ¿Seguiremos girando en redondo, hasta cuándo?

SERIE: Fundamentación Cívico-Educativa: QUILLÍN, PLATAFORMA Y CONTEXTO. (II).


El Parlamento de Quillín de 1641, citado en la pg. 336 del Libro rector y referente válido para “Socializar un Proyecto Mapuche”, mientras se esté tras el experimento político hasta hoy inviable del “reconocimiento constitucional.”

Considérese la sólida plataforma antropológica en que ocurre este Pacto de Acuerdo entre la igualdad indígena americana de los mapuches y la igualdad indígena europea de los españoles, cuya condición no fue elegida por ninguna de las dos identidades encontradas -en términos de origen existencial- esto es, ambos iguales hombres nada más, del mismo género humano nada más. La diferenciación está dada sólo en los rasgos fisonómicos, color de la piel, cultura, lenguaje y religión. Pero ese velo superficial, está atravesado clara y naturalmente -en unos y otros- por valores humanos autónomos de la “Justicia, Dominio propio y Fe” o conciencia de la existencia de Dios. Son palabras distintas, pero de igual equivalencia: “Nor, Kidu ngünewun, Elchen”; base del Avenimiento. Claro está, nadie elige ser indígena de tal o cual continente. Los mapuches somos indígenas americanos, y a mucha honra; los otros, son indígenas europeos, africanos o asiáticos.

El contexto socio-histórico de este Tratado de Paz, es la Expansión de Europa (1415-1715) sobre los demás continentes. América desde 1492. Procesos violentos de conquista y colonización. Está escrito: “Sólo al Sur de Chile las armas indígenas vencieron a las españolas”. Fue el primer golpe contra las Monarquías milenarias gobernantes de las naciones. “La Araucana” de Ercilla (1569) ya lo había previsto y divulgado en Europa: “nación que no ha sido por rey jamás regida”. Reflotará en 1776 “Acta de Independencia de los EE. UU.” y -los DD. HH. de 1948- confirman todo Estado de Derecho Constitucional y Democrático. Opacado y combatido por “revoluciones” desde 1848, pero sigue vigente; pues sigue siendo lo mejor en materias políticas en un mundo civilizado.
                        Sergio Liempi Marín. www.radiopelom.cl

SERIE: Fundamentación Cívico-Educativa: NECESIDAD DE SOCIALIZAR UN PROYECTO MAPUCHE VIABLE


Teniendo como Referente Válido “el Informe de
 La Comisión VERDAD HISTÓRICA Y NUEVO TRATO CON LOS PUEBLOS INDÍGENAS 2003”.
Sergio Liempi Marín. www.radiopelom.cl Temuco, 15 de Julio de 2020.

 NIVEL DE CONFLICTO CONSTANTE EN LA ARAUCANÍA (I).

    En El Austral, Temuco (6.28), constan las preocupaciones y reflexiones del Senador Huenchumilla, el Abogado Llancaqueo, el Diputado Mellado y un Fiscal de Victoria; acerca de la actual realidad problemática mapuche. Incuestionablemente, aquí hace falta contar con un Libro como Rector y Contralor Oficial de hasta cuánto se puede pensar, decir y hacer –sí o no- respecto a lo que fue la Nación Mapuche entre 1641-1883; sin miedo de sanción moral, jurídica o de ética ciudadana Constitucional.

   Ese Libro existe firmado por el Presidente de Chile Ricardo Lagos, el 28 de Octubre de 2003, y se llama “Verdad Histórica y Nuevo Trato con las Poblaciones Indígenas”. He aquí el punto referencial preciso donde hacer pie, suficiente para “Socializar un Proyecto Mapuche” común para la derecha, izquierda e independientes, en cuanto éste sea funcional a las necesidades e intereses legítimos de la realidad mapuche rural y urbana hoy.

   Aquel libro reconoce los Parlamentos y, en especial el de Quiilín de 1641, que valora la Independencia Nacional Mapuche, la primera en América que afirma la dignidad de su existencia a partir de los derechos inalienables, dados por el Creador: los de la vida, la libertad y la felicidad. Condición humana universal desde lo antropológico, jurídico y teológico. Mismos principios presentes en el Acta de Independencia de los EE.UU. en 1776 y en la Declaración Universal de los DD.HH. de 1948. Entonces, estamos enfrentados a “Verdades Históricas y Nuevo Trato”, no sólo con las poblaciones indígenas de Chile, sino con la humanidad, con el mismo hombre de ayer y de hoy. Luego, es materia no sólo de políticos o religiosos, sino de Escuelas, Liceos, Universidades, Académicos. Se impone entonces la necesidad cívico-educativa de “Socializar un Proyecto” funcional a la realidad ciudadana mapuche, regulado por el mencionado Libro de expertos oficialmente convocados para su elaboración.