Por cuatro razones: teológicas, históricas,
cronológicas, psicológicas o de orientación masiva.
1.- Porque
son cuatro hombres íntegros: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, quienes registran y
documentan por escrito el hecho histórico supremo y único de Jesucristo -Verdadero
Hombre y Verdadero Dios- que estuvo en este mundo durante un tiempo concreto y
entre gente de culturas desarrolladas concretas; esto es, el siglo I d.C.; por
lo mismo, es el fundador de la Era Cristiana, cronología (siglo XXI, año 2020) hoy
ya universal, transferida a todo el mundo desde la civilización occidental.
Mateo y Juan como discípulos directos, son testigos oculares de las
palabras reveladoras y señales portentosas de Jesús “que se dice el Cristo” o Mesías.
(Mt.27:17).
Marcos y Lucas –entre los 120 y más de 500 hermanos juntos- son testigos
oculares que vieron y oyeron a Jesús Resucitado, ya que durante 40 días estuvo “apareciéndoseles”
a los 12 Apóstoles y “hablándoles del reino de Dios”, confirmándoles así Su identidad
Personal real e indubitable. Es más. Vieron su Ascensión al cielo y cómo lo
cubrió una nube; y, mientras asombrados miraban aquello, vieron que aparecieron
dos ángeles y oyeron que dijeron: “Este
mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis
visto ir al cielo” (Hch.1:1-11; 1 Cor.15:6; Dn.7:13).
Fe es creer, creer es conocer, conocer es
confiar y confiar es confesar. El cristianismo bíblico viene de una pléyade de
mártires por confesar su fe en el Cristo Resucitado y Eterno, superior a César;
martirios causados por filósofos, religiosos y políticos supersticiosos y
fanáticos hasta el siglo IV, con Constantino; y después, ¿martirizados por una
Santa Inquisición contra supuestos herejes por leer la Biblia, hasta el siglo XX,
1965 (derogada ahora Concilio Vaticano II)? ¿Qué del ateísmo militante politizado y
cientificista hoy, ante el cristianismo?
2.- Porque estos cuatro historiadores
relatan –desde distintos puntos de vista- exactamente los mismos cuatro puntos
centrales de la biografía de “Cristo el Señor” (Lc.2:11), como son: 1°- Su Nacimiento Virginal, declaración
y confirmación de su Divinidad; 2°- Sus Enseñanzas Sobrenaturales e
Incomparables; 3°- Su Muerte Sacrificial en la Cruz (no fatal); 4°- Su
Resurrección al tercer día, como lo
había anunciado repetidas veces a sus discípulos antes de su muerte (Mt. 20:19; Mr.10:34; Lc.18:33; Jn.17:5). “Por libros sagrados tienen los cristianos, libros de historia”
(Marc Bloch)
3.- Porque los
cuatro evangelistas toman los contenidos esenciales del Evangelio como
destinatarios válidos y necesarios a cuatro culturas de la época: Mateo, se
dirige a los judíos; Marcos, a los romanos; Lucas, a los griegos; y Juan, a una
cultura universal del porvenir, la que en estas precisas condiciones
socio-históricas estaba gestándose y asimismo cimentando el siglo I de la Era Cristiana, precisamente la
cronología vigente, cuya significación ya ha sido anteriormente mencionada.
4.- Porque
los cuatro Evangelios resultan perfectamente congruentes con los cuatro puntos
cardinales, específicamente ordenados por Dios al dividir en cuatro partes las
12 tribus de Israel, resultando: 3 al Oriente, 3 al Norte, 3 al Sur y 3 al
Occidente. Todas teniendo como centro el Tabernáculo, punto de evidencia de la Presencia Visible de Dios mediante una nube
luminosa sobre él (Ver A.T. Números
Cap.2). Era un orden cardinal orientador obligatorio, pues nadie podía perder su conciencia del único Dios
Verdadero, ni su identidad nacional como único pueblo elegido e instruido
directamente por Dios, ni menos aún perder el rumbo de su marcha hacia la
Tierra Prometida, dada como única meta final desde el tramo inicial partiendo del
antiguo Egipto.
CONCLUSIÓN FUNDAMENTAL: El Evangelio Cuádruple guarda perfecta
concordancia con el principio objetivo de toda la Biblia: Continuidad Histórica
y Unidad Doctrinal. Más alcances:
1. Modernismo Cuádruple.
Perdura
una antigua doctrina cuádruple que ha llegado hasta nosotros con sus postulados
de validez sobre el significado último de la existencia humana, declarada por
cuatro hombres de la antigüedad: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. No obstante, se
interpone la curiosidad de si acaso sea pertinente identificar hoy alguna
doctrina cuádruple con igual base histórica, declarada por cuatro hombres de la
modernidad y que hayan impactado significativamente la presente civilización.
Esto, aunque sean diametralmente opuestos a la antigua doctrina cuádruple
gestora de la actual cronología que, de todas maneras, rige en el mundo actual.
En un primer momento, hasta podría sostenerse que el surgimiento de un
modernismo cuádruple, aparece en el pensar, sentir y hacer de cuatro hombres
modernos: Darwin, Marx, Hitler y Stalin; por cuanto es posible identificar
entre ellos una estricta relación lógica doctrinal trazada desde la unificación
de un pensamiento común con una acción común; esto es, una perfecta relación de
causa y efecto. Es posible distinguir entre ellos funciones determinadas: Darwin
y Marx filósofo-científicos, Hitler y Stalin pragmático-ejecutivos.
Pues, evidentemente el evolucionismo lleva al ateísmo y el ateísmo lleva
a la acción de cometer horrorosos crímenes contra la humanidad. Procesos
ideológico-doctrinales que aún los DD. HH. de 1948, no han sido suficientes
para detenerlos y derogarlos categóricamente y definitivamente. (Texto
publicado en Facebook, 23/5/2020)
2.
Interesante. Nos encontramos ahora con la
cuaternidad de Martín Heidegger, filósofo alemán existencialista. Son: el
Cielo, la Tierra, la Divinidad, el Hombre. De aquí pasamos al “Meli Witran
Mapu” de la cultura mapuche, concepto y conciencia que estuvo presente en el
Pacto de Quillín de 1641, con la representación validante de una concurrencia
procedente de los cuatro puntos cardinales del territorio araucano: Puel mapu – Oriente; Pikum-Norte; Willy, Sur; y Nag mapu-Occidente.
La Biblia, en el Salmo 103:11,12, considera la Presencia y la misericordia de
Dios sobre la humanidad: Cielo, Tierra, Oriente y Occidente, equivalen
naturalmente a esa extensión. Fuera de toda duda, los Cuatro Evangelios tienen
un valioso significado para los Cuatro Puntos Cardinales ya que la población
mundial está esparcida y cubre toda la superficie del Planeta.
3.- Los cuatro puntos cardinales adoptados del
Campamento del antiguo Israel, nos resultan posible representarlos hoy, en el
mundo moderno de la civilización occidental, sustituyendo las tres tribus de
cada punto cardinal por tres respectivos principios, aunque con la siguiente
diferencia: en lugar del Tabernáculo al centro, acá ahora se tiene como centro
el servicio a la Humanidad entera lo que, por lo demás, era la finalidad
implícita en la organización y marcha del pueblo de Dios. Señalamos: Oriente, tres principios
histórico-sociológicos: Iglesia Local,
Día Domingo, Matrimonio monógamo. Norte, tres principios filosófico-científicos: Dios Creador, Universo creado y Hombre criatura. Sur, tres principios de derecho
bíblico-constitucional: derechos
inalienables a la Vida, la Libertad y la Felicidad. Occidente, tres
principios jurídico-políticos: Justicia,
Ley, Derecho.
Es admirable distinguir cómo los
cuatro puntos cardinales no sólo tienen sentido práctico en el ordenamiento del
Campamento y marcha de Israel, aplicados directamente por Dios; sino que lo
tienen además en los Cuatro Evangelios, a
través de aquellos cuatro principios funcionales derivados de éstos, dando así la impresión de
estar rodeando y asegurando el acontecer de esta civilización, al tener como
centro de servicio, protección y dirección hoy a toda la humanidad. Humanidad siempre
en marcha hacia su perfeccionamiento, a la semejanza de “la aurora que va en
aumento hasta que el día es perfecto”. Pues, esta civilización de trasfondo
cristiano, aparece como inspirada, observada y regulada por cuatro referentes cardinales éticos, científicos, políticos y jurídicos
plenamente funcionales al Estado de Derecho, Poder Judicial y Tribunales de
Justicia en tanto Instituciones ejercidas por Profesionales de la ciencia del
Derecho; por cierto, al servicio de ciudadanos protegidos por Derechos
Constitucionales de libre opinión o deliberantes.
4.
La psicología de orientación masiva, teniendo a la
vista la marcha de un pueblo antiguo protegido directamente por Dios y la
marcha de todos los pueblos de la tierra desde hace XXI siglos que, por cierto,
ninguno de ellos va a la deriva del cuidado y Amor de Dios (Salmo 86:9). Al
respecto, es inspirador volver a pensar la exactitud y perfección del relato histórico
de Hechos 1 - 2 sobre la evidencia de
la Resurrección de Cristo, su aparición por 40 días, su Ascensión, la aparición
de dos ángeles y sus palabras confirmatorias no sólo de que era el mismo Jesús
que estuvo en este mundo, el mismo que vieron subir al Cielo, sino además el
mismo Jesús que volverá a esta tierra. Pero, no llega hasta aquí, ni termina
aquí, el proceso Soberano de la
revelación histórica progresiva de Dios a
toda la humanidad. Tiene continuidad
hasta su perfección, porque es Plan Soberano de Dios.
Porque, ¿Qué hubiese ocurrido si después de 40 días de aparecérseles a
los discípulos y a tanta gente, Jesús realmente hubiese desaparecido y nadie
más hubiese tenido noticia alguna de Él? Ciertamente, todo se hubiese
derrumbado, cual si todo hubiese caído a un abismo insondable, a un vacío de
infinita oscuridad. ¿Qué de su Nacimiento Virginal y Divinidad, del Coro de
ángeles que cantó ese acontecimiento sublime, de la Estrella luminosa de esa
noche? ¿Qué de sus Enseñanzas Sobrenaturales e Incomparables, de su Muerte y
Resurrección? ¿Todo nada más que leyenda, ingenioso ardid novelesco, como
quisieran ateos, agnósticos y hasta religiosos? (Mt.28:11-15).
Pero ¿Qué más hubiese ocurrido en tal caso? Sin duda, después de tanto
esperar y desilusionados, los Apóstoles junto a esas más de 600 personas que lo
estuvieron viendo y oyendo, se hubieran dispersado y no hubieran esperado otros
10 días más en el Aposento Alto, donde ocurrían aquellas “regulares y
sorprendentes apariciones” de Jesús Resucitado durante 40 días. En tal supuesto
caso, jamás hubiera ocurrido el glorioso día de Pentecostés, como ocurrió. Los
representantes de más de 16 nacionalidades reunidas en esa fiesta de ese día,
jamás hubieran visto lenguas de fuego sobre los apóstoles y discípulos ni
hubieran escuchado fervorosas proclamaciones del Evangelio en 16 lenguas
diferentes por el derramamiento del Espíritu Santo, como vieron y escucharon.
Aquella multitud no hubiera escuchado el primer sermón resuelto, ferviente y
explicativo del Apóstol Pedro acerca de la Vida, Enseñanzas, Muerte y
Resurrección de Jesucristo, como oyeron y sintieron. No se hubieran arrepentido
y convertido a Cristo aquel día “como tres mil personas”, como sucedió. No se
hubiera expandido desde aquel mismo día el Evangelio de Cristo hacia unas 16
nacionalidades del mundo antiguo: Mesopotamia, Judea, Asia, Egipto y regiones
del África, romanos, árabes, etc. ¡Oh, verdaderamente
estamos aquí ante hechos históricos evidentes e “indubitables”, como dice el
historiador Lucas en los capítulos 1 y 2
de Los Hechos.! Certeza absoluta de la Vida, Divinidad, Enseñanzas, Muerte
y Resurrección de Cristo el Señor. Certeza absoluta de la Ascensión al Cielo
del Señor Jesús tal como fue visto por testigos oculares, certeza absoluta de
la aparición de dos ángeles que dijeron no sólo que era el mismo Jesús que
vieron ir al Cielo, sino el mismo que volverá otra vez.
En suma, sin Cristo el Salvador que es –Verdadero Hombre y Verdadero
Dios- jamás el mundo hubiera contado con
la Historia de la Iglesia Edificada por Él desde la diestra de Dios en el Cielo,
conforme a la evidencia de su Resurrección y Ascensión (Ro.8:34; Dn.7:13). Jamás las ciudades de la cultura greco-romana
hubieran visto surgir e instalarse en sus territorios tantas Iglesias Locales
(Romanos, Corinto, Filipos, Éfeso..) con tanta gente con plena convicción de su
salvación para la eternidad, por la sola fe en Cristo el Señor; jamás unos
filósofos de Atenas hubiesen percibido que la filosofía cuenta con una
plataforma irreductible en la unidad de una tríada indisoluble de: un Dios Creador, Universo creado y Hombre
criatura de Dios, como la que escucharon de un Ministro y Embajador del
Evangelio de Cristo, el Apóstol Pablo; sin la Iglesia de Cristo abriéndose paso
en el tiempo histórico, jamás el poder del César y la reciedumbre del soldado
romano se hubiera encontrado con el hombre íntegro que viéndose en desventaja y
sabiéndose minoría, no renuncia a sus principios de fidelidad y, cual auténtico
soldado, enfrenta resueltamente la muerte, porque sabe que al morir se
presentará ante su Salvador, el Hijo de Dios, el Soberano de los Reyes de la
tierra(Ap. 1:5), el Juez de vivos y muertos (Hch. 10:42); jamás la Historia
Universal hubiese contado con un maravilloso, único y Sagrado Libro como es hoy
el Nuevo Testamento de Nuestro Señor
Jesucristo.
En fin, sin la gloriosa Iglesia Edificada por Cristo, no tendríamos hoy
una Historia Universal orientada en el tiempo cronológico de Antes de Cristo y
Después de Cristo, esto es, el siglo XXI y año 2020 d. C.; en consecuencia, no
tendríamos la Civilización Occidental que hoy predomina en el mundo siguiendo ininterrumpidamente
la línea de tiempo histórico de la Era
Cristiana; no tendríamos, entre otros, a un chileno, Académico en Historia,
quien -asombrado, al examinar la singularidad y prosperidad de la presente
civilización occidental- al final termina escribiendo un valioso y sugestivo libro
con la interrogante: “Y Después de
Occidente Qué?” (J. Retamal F.) Y otro francés, Académico en Historia (H.
Pirenne), escribe su libro: “La Historia
de Europa desde las invasiones hasta el siglo XVI”, aun estando bajo
amenaza de muerte por el nazismo hasta que al final lo asesinaron; pero
providencialmente su familia pudo conservar y publicar su manuscrito.
Por lo visto, la historia del
mundo y de las naciones, narrada o no, conocida o no, sigue su marcha
imperturbable junto a los fenómenos de la naturaleza física. El siglo XV y XVI
en Europa, es tiempo del Humanismo, Renacimiento y Reforma; tiempo de
Maquiavelo, de Erasmo de Rotterdam, Martín Lutero; tiempo de despertar
intelectual, de filosofía, de política, religión, de ciencias naturales,
sociales, culturales, arte, literatura, de expansión y exploración geográfica
del Planeta, descubrimiento de América, etc.; y hasta hoy, tiempo de ciencia y
tecnología, de libertad, de democracia, de Universidades, de felices y
espectaculares tiempos modernos; y no sólo a nivel del Planeta sino elevándose
a incursionar el firmamento, más allá de la Luna que ya se alcanzó en 1969.
Cerramos esta reverente reflexión sobre los Cuatro Biógrafos del único que pudo decir “Yo soy el primero y el último, y el que vivo; y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén” (Ap. 1:17,18); con dos palabras suyas. De advertencia: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Ap. 22:11, 12). De certeza: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt.24:35). SLM.