SEÑOR DIRECTOR.
Nuestros peñi –Huilcaman y Cayuqueo- asesores de Temocuicui, me parece que olvidan que todo lo que ellos son hoy se lo deben al ordenamiento jurídico-político del Estado de Derecho chileno vigente. La educación que tienen, la ideología que los inspira, sus títulos profesionales y los bienes que poseen; se lo deben por entero a la sociedad global chilena, y no a su respectiva identidad mapuche; aunque ésta procede de digna y gloriosa historia. Porque es categóricamente evidente que no se les impidió ingresar a la Universidad wingka, por ser mapuches.
Así, ¿No parece inconsecuente que ellos recurran a un pequeño sector social mapuche -con sus familias- para ir contra el común ordenamiento de la Patria Chilena, ya que tal propósito implica negarles a las nuevas generaciones mapuches los mismos derechos y posibilidades de los que ellos gozan y ostentan hoy como ciudadanos chilenos? ¿Por qué ellos serían los únicos valiosos en su pensar, decir y hacer; y a los demás -de sus representados- los exponen y lanzan a luchas violentas a precio de sus vidas? ¿Sin culpabilidad ante su propia unidad étnica?
Además, me parece que no valoran el proceso sociológico de integración socio-cultural mapuche iniciado a poco andar de 1883, cuando entre los años 1924-1950, los ciudadanos chilenos y electores mapuches fueron legítimamente representados ante el Congreso Nacional por sus propios Diputados: Melivilu, Manquilef, Huenchullan y Coñuepan, en distintos períodos. Ellos no enfatizaron lo de las tierras, sino la educación de las nuevas generaciones mapuches, el hogar, el trabajo y la preservación vital mapuche. A ese fin crearon DASIN (Dirección de Asuntos Indígenas).
Mapuches fuimos los que integramos el Consejo Regional Mapuche (1981-1984) como voluntariado desde la Intendencia y entregamos a las Autoridades nuestro trabajo de investigación titulado “Plan de Desarrollo Integral Mapuche”. A esto, le siguió después la CONADI en 1993.
Esta es y debe ser la línea honrosa e invariable de representatividad de los derechos ciudadanos chileno-mapuche, en el marco constitucional de leyes justas para todos. Esto, conforme al bien común, el orden público y la paz social; y no por cuestionables provocaciones revolucionarias.
Sergio Liempi Marín.
Ex Director de la Revista Trimestral PELOM (1981-1983).